domingo, 14 de septiembre de 2014

EL DERBY DECENTE


Paseaba yo por las calles de Lisboa este verano en la víspera de la ida de la Supercopa de España, ataviado con mi elástica colchonera, y en éstas se me acercó un joven con acento andaluz que me preguntó: ¿Televisan el partido? Le dije que por supuesto, que en el canal SPORTS 1 lo podría ver. Mi sorpresa fue cuando me dijo, "es que no me quiero perder la que os va a caer esta noche". Reconozco que me dejó cortado y lo único que se me ocurrió fue decirle, "no pasa nada si se pierde. Ya estamos ahí". Curiosamente, me crucé más tarde con un matrimonio de personas mayores que con respeto y admiración me dijeron que eran del Madrid pero que disfrutaban con este Atlético por lo conseguido el año pasado, deseándonos los dos suerte para esa noche. 

Otro día, me encontré con una familia cuyo hijo pequeño iba con su camiseta del Atlético todo orgulloso y al pasar de largo escuché a un aficionado madridista decirle a su amigo, "pobre niño, no tiene la culpa de tener un padre como el que tiene". 

Estas anécdotas resumen lo que es y ha sido el sentimiento atlético y madridista de las generaciones más recientes, de las generaciones nacidas desde los 60 hasta nuestros días. Una generación atlética que en muchos casos no llegó a disfrutar de los años 60 y 70  con los numerosos títulos conseguidos mientras que el madridismo lo ha hecho durante estos últimos 30 años, provocando que con su prepotencia y falta de respeto, haya crecido el antimadridismo como parte del ADN atlético.  




Pero hete aquí que apelando ellos mismos a esa rivalidad perdida  para darle un poquito de emoción al tema, pancartas incluidas en su campo, se han dado de bruces con un Atlético que les está pasando por encima sin saber hacer lo necesario para contrarrestar nuestro juego. Sí, ayer se consumó por si quedaba alguna duda la gran obra que está consiguiendo este equipo día a día, esfuerzo a esfuerzo, partido a partido y consiguientemente título a título durante los últimos 4 años. Los blancos se encuentran desnortados, aturdidos,  como pollos sin cabeza, en una palabra, hechos polvo. Y tiene que ver sencillamente con la negación de la evidencia viviendo en ese mundo irreal llamado mundos de Yupi.



La exhibición dada ayer en la segunda parte por el Atlético de Madrid una vez más fue de ésas que quedan para el recuerdo. Porque tendemos a quedarnos con la actuación inmensa de Ardá Turán pero quiero destacar también la de Griezman que fue de quién partieron todas las jugadas de peligro, especialmente la del gol. Ese juego entre líneas y por banda que  tendremos que explotar este año a diferencia del anterior, manteniendo por supuesto esa presión en los tres cuartos tan demoledora para el rival, junto a las jugadas de estrategia y la calidad impresionante de este nuevo muro llamado Moyá, hará que podamos optar a otra temporada de ensueño. 

Eso yo lo  llamo jugar al fútbol y no otra cosa Sr. Roncero.  Por cierto, recuerdos afectuosos. 

¡¡¡Forza Atlético!!!  ¡¡¡Aplasta Atleti!!!





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