Manda huevos, como diría el otro, los ridículos argumentos que he llegado a escuchar estos días acerca de la idoneidad del grito de Cristiano Ronaldo en la gala del Balón de oro. Que si fue transgresor, políticamente incorrecto, contestatario, atrevido, original y ningún periodista haya dicho lo que realmente fue: propio de una persona maleducada y prepotente que no ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Sí, Cristiano Ronaldo debería hacérselo mirar y dejar de provocar vergüenza ajena con sus celebraciones en el campo y fuera de él.
Y lo más bochornoso de todo es haber escuchado únicamente a un periodista, Paco García Caridad, que con bastante criterio ha denunciado lo injusto de este certamen donde el campeón de liga actual y subcampeón de Europa no ha tenido ni un solo representante en los premios finales cuando ha habido jugadores como Iniesta, David Luiz o Thiago Silva que simplemente no dieron la talla en comparación con los Koke, Godín o Miranda. Por no hablar de un entrenador llamado Diego Pablo Simeone, que con un presupuesto de poco más de 100 millones de euros, ha sido capaz de hacer saltar la banca por los aires y ayudar a posicionar al Atlético de Madrid como tercer club de Europa a la altura del Bayern y por delante de los todopoderosos Barcelona, Chelsea, City, Juventus o PSG.
¿Es esto serio? ¿Puede un país como el nuestro permitirse semejante grado de estupidez y no apelar al más mínimo sentido de la justicia? Pues que quieren que les diga. Casi mejor. Los atléticos no dejamos de tener más argumentos para apoyar aún más si cabe a una institución, a un equipo, a un cuerpo técnico que partido a partido y en silencio, sigue conquistando títulos y los corazones de cada vez más aficionados.
Y para otros, que sigan regocijándose con los premios que poco tienen que ver con la realidad del fútbol y sí más bien con chiringuitos playeros.
¡¡¡Forza Atlético!!! ¡¡¡Aplasta Atleti!!!
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