¿Les suena a algo esta metáfora? No dejo de pensar en la irrupción que ha tenido el Atlético de Madrid en la liga española y Europa. El golpe maestro que ha dado el pasado sábado al eterno rival se recordará durante largo tiempo pero como la alegría en la casa del pobre dicen que dura poco, hay que estar preparado para lo peor. ¿Por qué digo esto? Pues muy sencillo. Un humilde ha osado vencer a un todopoderoso y eso es demasiado para aquel que siempre ha estado acostumbrado a ganar.
No nos engañemos. El poder futbolístico en España lo detentan actualmente Madrid y Barcelona. Y un convidado de piedra que ha osado meterse sin permiso puede salirle caro. Por eso debemos estar preparados para las ofertas astronómicas que pueden venir por nuestras estrellas o equivocaciones de los árbitros más de lo normal, algo que desgraciadamente ya lo hemos vivido durante demasiados años en la ribera del Manzanares. Y lo que es más importante para mí. El caer rendido ante el elogio permanente simplemente por haber ganado al eterno rival de la manera que se hizo.
Hoy en día. cualquiera te puede hacer un roto si pierdes la concentración. Estuvo a punto de pasar el pasado martes frente a Osasuna donde el equipo pensó que con los dos goles de Costa el partido estaba ganado. Y se paso mal, muy mal. Por eso digo que debemos estar alerta constantemente para no dejar que el equipo se relaje. Hay que estar en tensión permanente asumiendo que efectivamente, cada partido por llegar es una auténtica final.
Esperemos que Simeone Ulises no deje de poner tapones en los oídos a sus jugadores con el fin de evitar que caigan rendidos a los cantos de sirena. Escucho ya demasiados.
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