Este Atleti ilusiona, engancha.
El primer partido de la liga de campeones ante el Zenit, lejos de ser un
obstáculo difícil de salvar, se convirtió en un despliegue de garra, calidad y
poderío. Se aprecia a simple vista que el equipo es una roca, una máquina
perfectamente engrasada que da lo mejor de sí en los momentos difíciles.
Recuerdo hace años cuando el
Atleti era capaz de marcar primero, jugando bien al fútbol incluso, y se venía abajo si el rival le empataba. Las dudas y la
inseguridad le asaltaban lo que repercutía en una mayor superioridad del rival
y en la consecuente derrota. Lo que se ha logrado con el Cholo Simeone es eliminar ese factor de inseguridad si el rival le
empata o se pone por delante, provocando
que el equipo se vea más motivado hacia la victoria final. Le pasó en la
final de Copa frente al Madrid donde empezó perdiendo y ante el Zenit dio lo
mejor de sí mismo cuando el rival le empató.
No nos engañemos. Al hincha
atlético le va la marcha y necesita muchas veces recurrir a la épica para
saborear infinitamente más la victoria. Aunque estos años se ha conseguido
también vivir partidos tranquilos de principio a fin donde la superioridad
atlética es clara y manifiesta.
La baja de Diego Costa en el último partido se notó ciertamente pero los
recambios que jugaron, primero Adrián
y luego Leo Baptistao cumplieron con
creces, especialmente éste último donde se le ve con una motivación extra. Y
qué decir de cómo juega al fútbol Koke
y como las pone, justo para que Godín
ponga la cabeza, nada más y nada menos. No hace falta que gire la misma para
que el balón entre violentamente porque eso se traduce en que el mismo salga fuera.
Mario con su dominio del centro del
campo junto al creativo Ardá Turán.
El peligro constante que representa Villa,
cual cazador que espera a su presa y por no hablar de la solidez defensiva representada
por esos cuatro baluartes junto al gigante Courtois.
Atleti, no me lo creo, parece un
sueño pero la realidad hoy es que el templo del fútbol europeo está en la ribera
del Manzanares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario